En sus casi 100 años de productiva vida, EL INFORMADOR ha conservado la misma línea ética editorial. En 35 años de colaboración personal, no se ha recibido una sugerencia sobre los temas que se tratan en esta columna; la libertad de expresión es absoluta. La única orientación que en forma general se recomienda a todos los colaboradores es: ser positivo, constructivo y orientador.

Ser positivo es una encomienda que bien nos serviría para adoptarla no solo como una orientación para escribir nuestra colaboración, sino como toda una forma de vida. Las personas positivas se ha comprobado que padecen menos enfermedades, son más  felices, viven más años. Ese positivismo se transmite a todas las personas que nos rodean, por ende a todos los lectores. Después de leer una columna positiva queda  una agradable sensación de bienestar; en tanto  que, después de leer una colaboración con amargura y agresividad, la sensación es desagradable. Ser positivo no debe confundirse con la  doctrina del positivismo de Augusto Comte que preconiza que el espíritu humano debe renunciar a conocer el ser mismo de las cosas y contentarse con verdades sacadas de la observación y de la experiencia. De esta doctrina podemos aprovecha r  que recomienda una actitud realista y práctica de una persona ante la vida. Ser positivo es tomar una relación activa ante los problemas, es orientar para invitar a la acción, es proporcionar la información verídica mediante el análisis de los hechos reales que fueron debidamente verificados.

Ser  constructivo es aportar a la sociedad experiencias que son de utilidad; sugerencias para una mejor forma de vida; propuestas para que el gobierno modifique o rectifique acciones que afectan a la sociedad, como la corrupción, que debe señalarse  no con  espíritu crítico negativo, sino con la intención constructiva de que se corrija. Construir es arreglar lo que está mal, es exponer el problema en todos sus ángulos para que la sociedad lo conozca a fondo y se forme una opinión con la seguridad de que la información que le proporciona EL INFORMADOR, es verídica, está fundada en sucesos, en hechos, no en suposiciones, rumores o especulaciones como acostumbran hacerlo otros periódicos para aumentar su circulación, practicando lo que se conoce en el medio como amarillismo.

Nuestras colaboraciones deben ser orientadoras, ante la proliferación de medios  de información, tanto impresos como electrónicos. Las noticias que en forma abundante recibe el público están manipuladas por los intereses personales de quienes las emiten y difunden, por eso es muy importante  contar con la opinión de un periódico independiente que no esté ligado a ningún grupo de poder, sea político, empresarial, o religioso. Orientar es seleccionar  del maremagnum de aquella información la que sea más útil al lector,  para tener la seguridad de que la orientación que recibe no está influenciada por corrientes de oscuros intereses, es una orientación confiable que cuando se comente pueda decirse con seguridad:

“Es cierto, lo leí en EL INFORMADOR.”