Los esbozos de la industria automotriz cada vez son más claros, y en sus planes la premisa principal a desarrollar es la de electrificación en conjunto con el manejo autónomo. Pero parece que una cosa es lo que quiere la industria y otra lo que los clientes buscan, pues según un estudio de J.D. Power los compradores todavía no confían en estas tecnologías.

Aunque las ideas parecen buenas, son pocos quienes admiten que comprarían un coche con estas características. Incluso cuando los automóviles eléctricos proponen movilidad sin emisiones de CO2 y la autonomía pretende traslados eficientes y sin accidentes.

Los estudios de J.D. Power arrojan una aceptación de apenas 56 por ciento de confianza para los coches eléctricos, mientras que la tecnología de manejo autónomo solo cuenta con el 36 por ciento de confianza de quienes participaron en la encuesta.

Los resultados son claros y estipulan que solo el 34 por ciento de los encuestados estarían dispuestos a abordar un automóvil que se maneja solo, mientras que el 35 por ciento de ellos estaría dispuesto a compartir las calles y carreteras con automotores que se manejen por sí mismos.

Evidentemente todo tiene un por qué, y el “truco” radica en que los encuestados son de generaciones consideradas como “migrantes” a las nuevas tecnologías, por lo que adaptarse a estos nuevos conceptos puede no ser del todo sencillo.

Del 55 por ciento que apoya a los eléctricos, solo el 16 por ciento tendría una intención real de compra, aunque admitieron que esperarían a que la tecnología esté mejor desarrollada en cuanto a infraestructura y duración de las baterías.

Los especialistas plantean que dentro de cinco años las tendencias serán totalmente favorables para las tecnologías de la electrificación y conducción autónoma, pues los compradores lograrán percibir mayor confianza proveniente de estos vehículo, que cada vez serán más capaces, eficientes y cada vez más alcanzables.