Una nueva investigación explora el papel de los probióticos y el eje intestino-cerebro para mejorar una variedad de funciones cognitivas y emocionales.

Hace más de 2.300 años Hipócrates dijo: “Toda enfermedad comienza en el intestino.” Los científicos están empezando a desentrañar la relación entre el intestino, la inflamación y una amplia gama de trastornos del sistema nervioso central.

Una de las zonas más nuevas y más interesantes de la investigación de probióticos es la exploración de la función de los probióticos para mejorar el estado de ánimo y su potencial en trastornos como la depresión, ansiedad, trastorno del espectro autista, fatiga crónica y la esquizofrenia.

Explorar el eje intestino-cerebro

El eje del cerebro-intestinal se refiere a la comunicación bidireccional entre el cerebro el intestino que puede jugar un papel clave en la respuesta al estrés y mantener la salud cognitiva.

“Aunque la mayoría de las investigaciones han sido en modelos animales, los ensayos clínicos en seres humanos están explorando el papel de los probióticos en el cerebro y el comportamiento.  El término ‘psychobioticos’ describe bacterias vivas que promueven la salud mental y bienestar”, dijo Catherine Stanton, de Teagasc Moorepark Food Reasearch Center, en Cork, Irelanda.

El libro, “The Gut-Brain Axis” (Elsevier) explora la intervención dietética, probióticos y prebióticos en la microbiota a través de la vida. Editado por Stanton y Niall Hyland, dos investigadores del Instituto de Microbioma APC, el libro detalla consideraciones reglamentarias, potencial de mercado y el papel de animales libre de gérmenes en el descubrimiento de cómo el microbiota afecta el cerebro y el comportamiento.

El libro explica que el microbioma intestinal en los primeros años de vida esculpe el desarrollo y la maduración de los sistemas reguladores claves. Colonización neonatal alterada puede afectar la barrera intestinal y la maduración inmunológica, el eje intestino-cerebro y, por tanto, en última instancia, contribuir al desarrollo de trastornos gastrointestinales y psicológicos. Han demostrado asociaciones entre el deterioro de la función gastrointestinal y trastorno del espectro autista, la enfermedad de Alzheimer y Parkinson.

La dieta parece ser uno de los principales moduladores de las composiciones del microbiota intestinal. Estudios de cultura independiente de los sujetos de comunidades industrializadas vs comunidades no industrializadas han revelado adaptaciones del microbioma intestinal específico su respectiva dieta y estilos de vida. Entender el papel que juega el microbiota humano en el envejecimiento ayudará a los científicos a entender cómo el microbioma puede ser modulado por medio de la dieta u otras intervenciones para demorar la pérdida de la salud relacionadas con el envejecimiento.

Los probióticos de leche materna

Los primeros meses de vida son un momento crítico para establecer la salud emocional y física de los bebés. Nuevas bacterias probióticas procedentes de la leche materna muestran el potencial para ayudar a la madre y el niño a tener a un comienzo saludable.

Los probióticos son una alternativa a los antibióticos para prevenir y tratar la mastitis en las mujeres lactantes. También se incluyen en la fórmula infantil para promover una microflora saludable y prevenir infecciones. Ensayos clínicos actuales con un breveare de Bifidobacterium exploran cómo estos probióticos pueden aliviar los cólicos en los bebés”, dijo Iago Quintana, gerente de mercado de Biosearch Life, Madrid.

Su probiótico, procedente de leche materna, era una de solo ocho cepas aprobadas por el Ministerio de Salud para su uso en la fórmula infantil en China. Otra de sus cepas actualmente está siendo utilizada en bebidas lácteas fermentadas en Sur América para mejorar la salud intestinal, mejorar la salud inmune y reducir la incidencia de alergias en los niños.

La expansión de aplicaciones lácteas

Pruebas adicionales de la relación entre un microbioma saludable y la función cerebral se ha demostrado en un ensayo clínico reciente con prebióticos. Clasado produjo un innovador galacto-oligosacárido de lactosa láctea usando un sistema enzimático derivado del probiotico Bifidobacterium bifidum.

“En un estudio reciente, los participantes que consumieron este prebiótico específico por tres semanas mostraron menor respuesta del cortisol al despertar y menor vigilancia atencional a la información negativa”, dijo Geoff Collins, marketing, Clasado Research Services, Reino Unido.

Los ensayos adicionales están garantizados para explorar el potencial para disminuir otros trastornos relacionados con el estrés. La ventaja de estos prebióticos es que pueden ser utilizados en aplicaciones de productos lácteos perecederos.

Las cepas de probióticos mas comprobadas pueden crecer durante la fermentación de la leche, que hace que sea más asequible para logran una dosis efectiva.  El cultivo en leche puede también mejorar la supervivencia durante la vida útil.

“Resultados de investigaciones recientes indican que la leche, como una matriz de suministro o medio de crecimiento, tiene un efecto en la expresión de cierto proceso metabólico en probióticos que mejoran el efecto beneficioso en nuestra salud. En términos simples, cuando nuestra cepa probiótica investigada [propiedad] se cultivaba en la leche, había mejorado las propiedades inmune moduladoras en comparación con los que se añade a la base ya fermentada”, explicó Mirjana Curic-Bawden, gerente de aplicaciones de probióticos, Chr. Hansen.

Los probióticos tienen una larga historia de asociación con productos lácteos. Investigación sobre los probióticos y el eje cerebro-intestino será una zona apasionante de la industria lechera en la próxima década. IA